Soy

 SOY

Quién mezcla tu café en el vaso
    y lo pone en tu mano.
Quién lo busca y consigue
    cuando anhelas su olor.

Quién vuelve a la casa
    para asegurar
    que no dejaste la plancha prendida,
    enchufada en la toma.

Quién conduce para que sigas mirando
    a los gustos e historias
    de los que no están a tu lado
    cada día y noche.

Quién llamas
    cuando el crédito ya se gastó
    y no se cancela la factura
    porque no estabas al tanto del estado.

Quién va al mercado
    para asegurar
    que hay carne roja, aguacate y limón
    cuando por fin entras al hogar.

Quién llama y conversa
    con los especialistas y aptos
    acerca de cómo tratar
    a tus enfermedades.

Quién la investiga y trata aprender la medicina,
    sea moderna o tradicional.

Quién cultiva las hierbas y hace el té
    que se puso frio en la mesa de noche,
    al lado de la cama que fue atendida para ti
    para que corras de afán sin recordarte
    donde están el celular, las llaves, el bolso, los zapatos.
Soy quién busca y te trae todas esas cosas también.

Quién lleva el carro al mecánico.
Quién aparte el dinero en tu cuenta
    para que pagues el arreglo
    o la atención habitual del mismo.

Quién está al tanto de tus deberes,
    facilitando la respuesta en el fondo.

Quién busca, arma y limpia la piscina personal,
    la que fue olvidada luego de tres días del uso.

Quién te acompaña en la compra de la ropa
    e identifica qué te ilustre mejor.

Quién presta el servicio secretario
    a tus amigos,
    tu familia
    y a los que buscaban a ti el auxilio.

Quién revisa, corrige y redacta tu correspondencia
    y las presentaciones de trabajo,
    y las de tus aliados,
    para que recibas el aumento y el puesto y el favor
    de los que te desprecian.
Quién planea y coordina las citas que abandonas.

Quién te masajea, atiende y corre para cumplir
    lo que la pereza o el agotamiento no te permite realizar.

Quién responde a tus diligencias
    y las vueltas comunes de la vida.

Quién te trae los zapatos del gimnasio,
    los que dejaste por causa de tu afán.

Quién te escucha y ayuda a recordarte de la verdad.

Quién recoge tus aretes, pulseras y collares,
    los que dejaste por todo lado
    esos ni juntos
    para que los consigas fácilmente
    a medida que corres de mí
    con prisa en la mañana,
    sin beso, sin "te amo",
    solo con, "¿Me puedes...?"

Quién ora por ti.
Quién llora por ti.
Quién rechazas y acusas.
Quién recibe los gritos y los puños tuyos.
Quién quisieras que sea otro.
Quién te acoge y abraza.

Quién lava el plato y el vaso del café y desinfecta el mesón.

Quién recolecta la ropa en el piso y la cuelga contigo
    porque el cerebro no te permite hacerlo sola.

Quién arma el cumpleaños y la vacación que tomas sin mí,
    o que tomas conmigo siempre y cuando los otros nos acompañan. 

Quién te sirve el agua,
    con limón y menta.
Quién mezcla y liquida
    el jugo de melón, papaya o piña.

Quién recolecta y echa la basura y reciclaje.

Quién te perdona y recibe
    aun cuando
    no tienes la razon
    ni el derecho de la circunstancia.

Quién es fiel a ti.

Quién escriba por ti...
    poemas tras poemas
    que volverán a polvo con la memoria de mi
    cuando el aliento me da su última gracia.

Quién acaba con su nombre
    y el de su herencia
    para satisfacer el terror absurdo
    que te detiene el corazón y el espíritu vital.

Quién te acompaña a la doctora,
    la que ignoras y no confías,
    aún deseando el poder y la esperanza
    de su conocimiento humana y limitada.

Quién culpas por la perdida.

Quién no cuentas de valor hasta que te aleja.

Soy tu amado.
    Así significa mi nombre: "David".

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